El problema es que la disponibilidad de avenidas y calles para rodamiento, simplemente no se incrementa con el mismo ritmo que el número de coches, lo cual tiene una consecuencia que todos conocemos bien: las calles cada día están un poquito más saturadas, y los embotellamientos poco a poco se vuelven un problema que vuelve imposible la vida en esta ciudad.
Ante dicha situación, de unos años para acá el gobierno de la ciudad ha emprendido algunas obras espectaculares en materia de puentes y vías rápidas. Esta dinámica empezó hace unos 7 años, cuando López Obrador construyó el distribuidor vial de San Antonio, un espectacular complejo de puentes que comunica el Viaducto, el Periférico y los ejes 5 y 6, resolviendo algunos importantes "nudos" que tenían desquiciada esa zona. Poco después echó a andar un segundo distribuidor: el de Zaragoza, que se encuentra ubicado en la zona de San Lázaro, frente a la Central Camionera de Oriente (la TAPO) y a la Cámara de Diputados.
Y luego vino la más espectacular de estas obras: el segundo piso del periférico. Durante un par de años, quienes circulaban por esta importantísima vía "rápida" (no se rían, eso se supone que es) vivieron una auténtica pesadilla debido a las grúas, camiones y todo tipo de maquinaria que causaron una situación permanente de caos vial en la zona sur de la ciudad. Obviamente, la gente criticó el asunto hasta más no poder; pero -ya lo he dicho en otra ocasión- si queremos que los problemas se arreglen, hay que pagar un costo; y si el gobierno de la ciudad abandona durante 20 años el desarrollo de infraestructura vial, es por completo ingenuo esperar que alguien reordene el asunto sin que la cura sea dolorosa.
Construcción del puente de Mixcoac, en una etapa temprana.
Exactamente en el cruce de Extremadura y Revolución (metro Mixcoac).
Exactamente en el cruce de Extremadura y Revolución (metro Mixcoac).
En fin, el tema es que la construcción de infraestructura vial ha seguido adelante, y lo más reciente se refiere a la construcción de algunos puentes para dar continuidad al circuito interior en el tramo que va de Av. Revolución al aeropuerto.
Como parte de este proyecto, esta semana Marcelo Ebrard inauguró el puente que desde hace unos meses se venía construyendo al poniente de la ciudad, en el cruce de Av. Revolución y Río Mixcoac, donde el circuito interior da vuelta para dirigirse hacia el oriente.
Este puente corre en un solo sentido (de Revolución, norte-sur, a Río Mixcoac, hacia el oriente) y previsiblemente resolverá los embotellamientos en el cruce de referencia. Pero se está dando un problema que ya antes se ha presentado en muchas de estas obras: el tráfico ahí se despejó y los coches cruzan libremente, pero ahora se da la situación de que están llegando demasiados coches al siguiente cruce, que es un simple semáforo en la esquina de Insurgentes y Río Mixcoac (donde está el cine Manacar). Y un par de calles más adelante el problema se repite, en el semáforo donde cruzan San Francisco, Barranca del Muerto y Río Mixcoac; pasando ese punto, el tráfico ya se reincorpora a los puentes del circuito interior en Río Churubusco, incluyendo el nuevo que se construyó sobre Av. México Coyoacán, junto a la Cineteca Nacional.
Tráfico que corre por Río Mixcoac, de Insurgentes a Revolución. Del
lado izquierdo, el puente que baja hacia el semáforo en Insurgentes.
lado izquierdo, el puente que baja hacia el semáforo en Insurgentes.
En pocas palabras, el puente resolvió un problema vial, pero creó uno nuevo, unos 400 metros más adelante.
¿Cómo están resolviendo este nuevo cuello de botella? Por lo pronto, colocando agentes de tránsito en los dos cruces mencionados, a fin de que con sus propios criterios -y al margen de los semáforos que ahí operan- administren el cruce de autos.
Esta "solución", está de más decirlo, es una medida cosmética, pues evidentemente está pensada para evitar críticas a la obra recién inaugurada, no importando el efecto negativo que está teniendo sobre el tráfico de Insurgentes y las calles menores del siguiente cruce.
Prefiero no ser demasiado crítico ante esta situación, pues se trata de una medida exactamente idéntica a lo que el gobierno hizo en la bajada del distribuidor vial en el eje 6 sur hacia Insurgentes, y con el tiempo se logró que ese punto ya se tenga una circulación aceptable. Es decir, les doy el beneficio de la duda.
Sea como sea, para que estas obras en verdad tengan resultados óptimos, será indispensable que la ruta se complete con puentes o pasos a desnivel, pues por más fluidez que se logre, el beneficio se pierde mucho si unos metros más adelante hay un semáforo donde el tráfico se tendrá que detener.
Lo que definitivamente no me gusta, es ver el desempeño de los agentes de tránsito.
Agentes de tránsito dejando pasar el tráfico de Río Mixcoac, a costa de quienes circulan por Insurgentes (a mi izquierda, fuera de la imagen, mil cláxones mentando madres).
En primer lugar, es bastante obvio que estos pobres carecen de la capacitación necesaria para hacer las veces de un semáforo, y a final de cuentas su criterio para decidir cuándo circula una calle o la otra, se reduce a "medir" la cantidad de mentadas de madre que reciben a claxonazos por parte de la calle detenida. Y en segudo lugar está el efecto colateral -pero en mi opinión, muy trascendente- que este tipo de situaciones tran consigo: la pérdida de respeto y confianza hacia estos servidores públicos por parte de la ciudadanía (y, peor, por parte de ellos mismos).
Yo creo que es en verdad difícil hacer una programación de semáforos que resulte útil para situaciones de tráfico tan volátiles como las que tenemos en esta ciudad. Pero si ya están los semáforos, ¿no podrán establecer un procedimiento para que un par de agentes ¡bien capacitados! los controlen en forma transparente -sin ser vistos y sin recibir mentadas-, y sobre todo eficaz?
Sería mejor para ellos, mejor para nosotros, y mejor para la credibilidad del gobierno de la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario