lunes, 31 de mayo de 2010

Seguimiento a los precios al consumidor: 2010-may

Para ver la versión más reciente de este seguimiento (sep. 2015), da clic aquí.

Fiel a la cita, cierro mayo con la quinta entrega del seguimiento mensual de los precios al consumidor. Como he venido haciendo desde enero, me aboco a tomar los precios de una canasta de productos, en las que yo considero las cuatro cadenas más importantes del país: Comercial Mexicana, Chedraui, Soriana y Wal-Mart.

La canasta usada fue definida por mí, en forma completamente arbitraria, tratando de apegarme a los siguientes criterios: Traté de incluir productos representativos de lo que una familia urbana puede incluir en una compra de supermercado; productos –marca y presentación– susceptibles de perdurar en el mercado y que se encuentren en todas las tiendas; y que no se presten para tener mucha divergencia en calidad. Eso explica por qué dejé fuera productos como detergentes (los fabricantes constantemente cambian sus productos –el “súper aroma limón” da paso a “perlas de ultra blancura”) y carne (un mismo tipo de corte puede tener grandes diferencias en calidad y precio).

Veamos la lectura de precios para mayo:


En forma de gráfica, las lecturas quedaron así:

(Precios levantados el 29 y 30 de mayo en Wal-Mart de Félix Cuevas, Soriana de Mixcoac, Mega Comercial Mexicana de Revolución y Chedraui de Universidad)

Hasta aquí, los precios unitarios para cada uno de los productos incluidos. Pero en una canasta de consumo hay que considerar las cantidades, tratando de simular una compra típica, lo cual nos da el monto que una familia gastaría al adquirir dicha despensa. Nuestra canasta es la que sigue:


Cantidad en la canasta
Jitomate 1 kg
Cebolla 600 g
Naranja 2 kg
Tortillas 2 kg
Leche Alpura 2000 semi 5 l
Queso panela Lala (400 g) 1 paquete
Pierna y muslo de pollo 1.5 kg
Frijol negro Verde Valle (1 kg) 1 paquete
Aceite 1-2-3 (1 lt) 1 botella
Corn flakes de Kellogs (660 g) 1 paquete
Pan Bimbo blanco grande 1 paquete
Arroz SOS 'largo' (1 kg) 1 paquete
Pepsi (2 lt) 2 botellas
Jabón neutro Grisi (200 g.)


Así, en la gráfica a continuación vemos cómo ha evolucionado, a lo largo del 2010, el costo de nuestra canasta de consumo en las cuatro cadenas analizadas:




Interesante: por segundo mes consecutivo hubo una tendencia a la baja en los precios (lo cual es congruente con la información recientemente difundida por el Banco de México, afirmando que en abril se registró un proceso de deflación).

El próximo mes seguiré con este análisis como hasta ahora, pero agregaré una nueva modalidad. Aquí nos vemos...

viernes, 28 de mayo de 2010

En dos semanas arranca el Mundial

Siendo viernes, estamos exactamente a dos semanas de que el balón ya esté rodando en Sudáfrica. Es gran cosa que a la Selección de México le toque el juego inaugural, pues le dará un doble atractivo a ese partido.

Los dos partidos de esta semana dejaron muchas dudas acerca de la Selección Mexicana, pues aunque vimos momentos de mucho brillo -primer tiempo contra Inglaterra, segundo tiempo contra Holanda-, también hubo lapsos bastante regulares, sobre todo al arranque del juego contra Holanda que fue en verdad desastroso.

Pero tampoco es para aterrarse. En el segundo partido México arrancó con una alineación llena de suplentes, y la situación mejoró precisamente cuando entró un grupo de delanteros más cercano a lo que se cree será el cuadro titular, con Giovanni, Vela y el cada vez más sorprendente Barrera, que se ha mostrado como un jugador carente de complejos.

El Chicharito por fin volvió a anotar, en una jugada que empezó precisamente en sus zapatos y en la que mostró su velocidad -¡cómo corrió después de dar el toque!-, su técnica cabeceadora y su inteligencia -se aseguró de que el balón entrara por donde el gigantón portero simplemente no podría llegar-. Buena noticia, pues su falta de gol ya empezaba a ser desesperante sobre todo en este contexto de sequía goleadora por parte de la Selección.



El gol del Chicharito. Su estreno como anotador en canchas europeas.

viernes, 21 de mayo de 2010

El Metrobús, un medio de transporte ideal

Una vez alguien me hizo un comentario que me pareció sumamente acertado: "Si quieres ver el grado de justicia e igualdad que hay en una sociedad, basta con ver su transporte público". Ciertísimo. En los países más civilizados, el transporte público suele ser excelente en su funcionamiento y su limpieza; en los países más fregados, en cambio, la situación en la materia es bastante deplorable.

La Ciudad de México tiene fuertes contrastes en la materia. En la periferia -sobre todo en áreas que ya no son la Ciudad en sí, sino municipios del Estado de México- el transporte público suele ser completamente deprimente: unidades destartaladas, obviamente muy sucias, y choferes que cumplen con prácticamente la misma descripción. Y en las zonas más céntricas lo que hay es un transporte en vías de renovación, con un programa para sustituir los mugrosos microbuses con autobuses concesionados de más capacidad y en mejor estado, y los autobuses operados por el gobierno de la ciudad están en muy buenas condiciones (en ambos casos, los choferes suelen ser bastante más decentes, lo cual respalda mi teoría de que un entorno decente es el primer paso para tener una ciudadanía decente). Además de lo anterior, hay que sumar una tercia de sistemas bastante sobresalientes: el metro, que de todos es bien sabido el buen servicio que brinda; el no tan conocido tren ligero, excelente opción en formato de tranvías, y el Metrobús, una opción en verdad respetable que en esta ocasión quiero reseñar.

El Metrobús se distingue por una serie de características principales: las unidades se desplazan por un carril confinado (nunca se salen de ahí) y exclusivo (ningún otro vehículo puede invadirlo); las paradas se hacen en estaciones predefinidas; y en las avenias donde hay Metrobús, se elimina cualquier otra forma de autobuses y microbuses (con lo cual se compensa -y con creces- el hecho de 'robar' un carril para el Metrobús).

El Metrobús nació hace unos seis años, en una primera línea que atraviesa la ciudad de norte a sur a todo lo largo de la Avenida Insurgentes. Tal vez fue el último proyecto de gran visibilidad impulsado por López Obrador -con lopezobradorista sello de 'gran idea, ejecución dudosa': la pavimentación original del carril confinado fue de pésima calidad, y ya en un par de ocasiones ha tenido que hacerse un reencarpetamiento a gran escala-. Y es justo decirlo: no sólo fue de mucha visibilidad, sino de mucha eficacia. Una gran decisión.

Una gran decisión. En primer plano, la sección articulada del vehículo.

Los autobuses son de capacidad extendida, de tipo articulado (son tan largos, que en la mitad se doblan con una conexión tipo 'acordeón' -e incluso las unidades más largas tienen doble articulación). Para abordar, la gente tiene que entrar a unas estaciones elevadas, tipo andén, donde el autobús pasa con buena frecuencia y se detiene sin necesidad de que nadie solicite parada.

Por cierto, la parte frontal del vehículo es exclusiva para mujeres y niños.

En Insurgentes Sur, viernes 7 PM. Gran alternativa ante los embotellamientos.

Siendo de carril confinado, es frecuente ver que el Metrobús se desplaza a bastante buen ritmo, mientras que el tráfico automotriz a su lado está completamente detenido. Y -otra muestra de que la gente, cuando encuentra sentido a una regla está dispuesta a cumplirla- ni en las peores circunstancias ve uno que los autos invadan el carril para dar vuelta (antes ocurrió algunas veces, con muy feas consecuencias en materia de accidentes) y mucho menos para circular por ahí.

Es, pues, un transporte bastante eficaz y decente, lo cual se agradece, sobre todo si tomamos en cuenta el criterio de valor con el que empecé esta nota.

Hace un par de años, el gobierno de la Ciudad optó por abrir una segunda línea, transversal a la anterior, que va desde la estación Tacubaya del metro hasta un punto en el oriente llamado Tepalcates. Corre a lo largo del Eje 4 Sur (Benjamín Franklin, Xola, Plutarco Elías Calles...), paralelo al Viaducto.

Y ya empezó la construcción de la línea 3, que circulará por el Eje 1 Poniente (Guerrero, Cuauhtémoc). Hay dos razones por las cuales a mí no me encantó esta elección de ruta: en primer lugar, va exactamente encima de la línea 3 del metro, y con las carencias de transporte público que tenemos, en vez de estas 'redundancias' sería preferible algo que incremente la capilaridad o la cobertura de las redes de transporte; y en segundo lugar, el Eje 1 nunca se ha caracterizado por que haya mucho problema de microbuses.

Pero aun sin ser ideal la nueva ruta, es bienvenida cualquier opción que ayude a hacer más digno el transporte público.

La consigna número 1 de nuestra ciudad debería ser: "DI NO AL AUTOMÓVIL", ya que los autos son un elemento contaminante, de espíritu egoísta y muy ineficiente en el sentido de movilidad de personas (en otras palabras, una opción tonta). En ese sentido, el Metrobús es un aliado principal de quienes pensamos que el transporte público es la solución vial que más debería impulsar el gobierno.

lunes, 3 de mayo de 2010

La Independencia en la nomenclatura de la Ciudad

Hace unas semanas revisamos la amplia presencia que Miguel Hidalgo tiene en la Ciudad de México, en nomenclatura de plazas, colonias, calles, y por medio de estatuas diversas. Ahora veremos dónde están otros de los héroes que nos dieron patria.

José María Morelos. En lo que a colonias se refiere, a Don José María no le fue bien: la colonia Morelos, mejor conocida como Tepito, es un barrio de muy mala reputación, donde se llevan a cabo múltiples actividades de comercio ilegal que va desde fayuca (contrabando de electrónicos, ropa, etc.) hasta piratería a gran escala o cosas mucho peores como narcotráfico o tráfico de armas. La calle de Morelos en el centro de la ciudad tampoco es muy importante, midiendo unas seis cuadras desde Balderas hasta Paseo de la Reforma en la glorieta de Cristóbal Colón (donde está el hotel Fiesta Americana); hay en la colonia Escandón un pequeño parque llamado Morelos, y en su costado norte se encuentra una de las cientos de calles Morelos que se pueden encontrar en la zona metropolitana -y también hay varias colonias Morelos-. Yo creo que la más importante no está en el DF sino en el Estado de México: se trata de la Vía Morelos, que empieza por el metro Indios Verdes y corre paralela a la autopista a Pachuca, hasta llegar a la entrada de San Cristóbal Ecatepec –y seguramente debe su nombre al hecho de que fue en dicha localidad donde Morelos fue fusilado después de terribles tormentos por parte del ejército realista y sus aliados de la Inquisición–. Ahí mismo en Ecatepec se encuentra un desarrollo urbano gigantesco llamado precisamente Jardines de Morelos.

La estación Morelos del metro se encuentra precisamente por la colonia Morelos, y ahí cruzan las líneas 4 y B. Y estatuas no tengo ubicada ninguna, más allá de la que se encuentra al pie de la Columna de la Independencia.

Josefa Ortiz de Domínguez. A ella ya no le tocaron tantas calles en la ciudad, aunque sí hay varias docenas con su nombre, repartidas en muchas colonias, y otras tantas con el sobrenombre que todos le conocemos: la Corregidora. La principal de ellas está en un punto por demás importante, pues sale a un lado del Palacio Nacional, hacia el oriente, para llegar hasta la calle de Circunvalación cerca del mercado de La Merced (es, por cierto, una calle muy llena de vida, especializada en negocios de ferretería).

La plaza de Santo Domingo, atrás de la Catedral, tiene en el centro una estatua de Josefa Ortiz de Domínguez rodeada por una fuente.

Ignacio Allende. Este personaje tiene un poco más de calles, aunque igualmente la mayoría son de poca importancia. La más famosa se encuentra en el centro, partiendo desde el norte, en la zona de La Lagunilla, y recorre unas 10 calles hasta la calle de Tacuba (ahí se encuentra la estación Allende del metro), para cambiar de nombre por el de Bolívar, el cual sí conserva por un tramo mucho más largo, tal vez unos 8 kilómetros, hasta Río Churubusco en la colonia Portales.

Vicente Guerrero. La colonia Guerrero colinda con el Centro Histórico, al noroeste de la Alameda, abarcando un cuadrante delimitado por Reforma, Puente de Alvarado, Insurgentes y eje 1 norte Alzate. La avenida Guerrero es bastante importante: se trata del eje 1 poniente, en el tramo que corre de norte a sur desde el Monumento a la Raza hasta la Glorieta del Caballito, en Reforma, donde se convierte en Bucareli. Precisamente a mitad del camino está la estación Guerrero del metro.

Aparte, hay muchas calles pequeñas con el nombre de este personaje. En lo que se refiere a estatuas, Guerrero está en la base de la Columna de la Independencia, y también –algo no muy sabido– en el Parque Hundido en Insurgentes Sur.

Guerrero. Insurgentes Sur esquina con Porfirio Díaz (Parque Hundido)

Francisco Javier Mina. Este rebelde, español de nacimiento que vino a sumarse al movimiento insurgente, fue bien retribuido al ser uno de los homenajeados con una estatua en la Columna de la Independencia. Tiene pocas calles; la principal de ellas está precisamente en la colonia Guerrero, misma que atraviesa desde Reforma para pasar por Buenavista hasta Insurgentes –donde está nada menos que la sede del PRI.

Nicolás Bravo. A él no le tocó ninguna calle medianamente conocida, pero sí tiene el honor de completar el grupo escultórico al pie del ‘Ángel’ de la Independencia.

Ignacio Aldama. Tiene su calle, también en la colonia Buenavista, y junto con Mina bordean el edificio de la Delegación Cuauhtémoc. No sé de ninguna estatua suya en la Ciudad de México.

Agustín de Iturbide. Aunque muchos lo consideran un villano –no comparto esa percepción–, este personaje, sí alcanzó un sitio en la nomenclatura de calles del Centro Histórico: es una pequeña calle que va de Reforma a Morelos, corriendo un par de cuadras paralela a Balderas y a Bucareli.

Es interesante que, pese a todo, Iturbide tiene su estatua enfrente del Palacio Legislativo de San Lázaro.

Guadalupe Victoria. Habrá sido el primer presidente de México pero llegó tarde a la repartición: ni calles de importancia, ni estatuas.

Los Insurgentes. La principal calle de la ciudad está dedicada al ejército que peleó por la independencia de México. La Avenida Insurgentes atraviesa completamente la ciudad, de norte a sur: empieza en la entrada de Pachuca, y termina en la salida a Cuernavaca. Ello ayuda a que los insurgentes tengan su estación de metro y varias colonias que les hacen referencia (Insurgentes Mixcoac, Guadalupe Insurgentes...).

Independencia. La calle Independencia (hay muchas otras en la ciudad, pero la importante está en el Centro Histórico) va de Poniente a Oriente en forma paralela a Avenida Juárez, a una cuadra de la Alameda. La colonia Independencia está más al sur, en la delegación Benito Juárez, cerca del metro Nativitas junto a la calzada de Tlalpan, y en los municipios conurbados hay algunas otras que llevan el mismo nombre.

16 de septiembre. En el centro, esta calle es, adecuadamente, la continuación de Independencia, y va a desembocar al Zócalo. Hay tal vez otras 100 calles con ese nombre, en docenas de colonias y municipios.

Centenario. No está de más recordar que hace 100 años hubo un centenario, y caer en cuenta que en su momento el concepto se usó para nombrar plazas y muchas calles. La avenida Centenario es la continuación de la Avenida México-Coyoacán a partir de Río Churubusco, y entra a Coyocán para desembocar precisamente en el Jardín Centenario que se encuentra en la plaza central de dicho pueblo (junto al Jardín Hidalgo).

Por el poniente de la ciudad hay una calle Centenario bastante importante: empieza muy cerca de Periférico y Barranca del Muerto, y avanza varios kilómetros para encontrarse, ya muy arriba, con la Calzada de Las Águilas.

sábado, 1 de mayo de 2010

Cuidar la imagen del Ejército Mexicano

El Ejército Mexicano es una de las instituciones más respetadas por la población, según se desprende de las encuestas que regularmente se llevan a cabo en la materia.

Y se entiende que así sea, pues, al igual que en cualquier otro país, el ejército es un representante clave de valores fundamentales tales como la unidad nacional, la identidad y la soberanía nacional, y de factores abstractos relacionados, como el orgullo patrio y el sentido de pertenencia.

Sin embargo, de unos años para acá dicha situación se ha visto en entredicho.

Tradicionalmente, el Ejército Mexicano se ha desempeñado en un ámbito de acción bastante bien delimitado, siendo sus principales labores la ayuda a la población –sobre todo en situaciones de desastre– y la lucha contra el narcotráfico.

Y es precisamente en el combate al narco donde las cosas se han salido de control.

La tarea del Ejército a la hora de combatir al narcotráfico siempre se había dado en territorios rurales, con destrucción de plantíos, revisiones en carreteras, etcétera. Pero cuando Felipe Calderón asumió la Presidencia, muy pronto se vio que la lucha contra el narcotráfico sería su bandera de batalla. La cosa iba en serio, y por supuesto, el encargo recayó en el Ejército.

A mi juicio, dicha estrategia en su momento fue correcta, ya que se trataba de algo conveniente para él, y necesario para el país. Conveniente, porque ante los cuestionamientos de legitimidad con que llegó a la Presidencia, a Calderón le era indispensable emprender acciones de alto impacto que le ayudaran a afianzarse en el poder, y ésta era una opción bastante adecuada para tal fin. Y necesario, porque en los años anteriores la delincuencia organizada había venido ganando espacios en la estructura social, y ya era imperativo hacerles frente.

Quizás el asunto podría haber acabado bien, pero a la mitad del camino se atravesó la crisis económica mundial, y las cosas se salieron de control.

Si de por sí cualquier entorno de violencia resulta muy desgastante para la población, eso se vuelve mucho peor cuando el contexto económico es complicado. Eso es lo que ha pasado en México: después de un par de años de crisis económica profunda, se vuelve mucho más difícil estar oyendo de más balaceras, ejecuciones y demás formas de violencia enloquecida. La gente está de muy mal humor, furiosa con el gobierno, enojada con el país, y cuestionando cada vez más al Ejército.

Si el efecto de la crisis sobre la lucha contra la delincuencia se limitara únicamente a esos aspectos de ánimo y percepción, la cosa no sería tan preocupante. Una campaña de comunicación bien dirigida podría resarcir gran parte del daño; y si el trabajo contra el narco es eficaz, los resultados positivos bastarían para que la gente a la larga le encontrara sentido a la situación.

El problema es que la cosa no se queda en el ánimo, sino que se traduce en una situación en verdad perniciosa.

Debido a la crisis, el desempleo y la falta total de oportunidades son una realidad para millones de jóvenes de todo el país. Nuestra sociedad no les ofrece ni empleo, ni calidad de vida ni ningún otro tipo de oportunidades para visualizar un futuro digno. Únicamente desesperanza. Así de terrible. Así de profundo es el fracaso.

Y mientras nuestras estructuras económicas y sociales formales no son capaces de dar respuestas a las demandas y expectativas de los jóvenes, la delincuencia sí tiene un futuro que ofrecerles: un futuro viable de poder y riqueza, pero al costo terrible de vivir en la ilegalidad, en la violencia y en la disyuntiva brutal de matar o morir. Trágico, pero al fin y al cabo un futuro.

Es así como el narco y la delincuencia organizada poco a poco se han ido infiltrando en el tejido social, de tal suerte que cada vez hay más personas y familias que de alguna forma se ligan a estas actividades. En otras palabras, el narcotráfico cada vez construye una base social más amplia.

Muchos piensan que la guerra contra el narco es, por definición, imposible de ganar. Yo no comparto esa visión; pero en la medida en que el narcotráfico sea una válvula de escape para la población desilusionada, la delincuencia tiene mucho más capacidad de regeneración ante los daños que se le infrinjan. Y en ese contexto, es innegable que una eventual victoria del Estado se vuelve algo en verdad remoto.

Lo cual nos lleva de regreso a nuestro tema original: el Ejército Mexicano y su imagen frente a los ojos de la población.

El silogismo es sencillo: La guerra contra el narco, mientras la crisis económica persista, simplemente no la vamos a ganar. Y mientras la guerra no se acabe, el desgaste será cada vez mayor. ¿Quién pagará la factura? En buena medida, el Ejército.

El gobierno, el congreso y los partidos políticos han perdido toda credibilidad, y son absolutamente despreciados por la población. El país se nos cae a pedazos. Y en medio de ese desastre, el Ejército Mexicano es una de las pocas instituciones que siguen siendo respetables (y respetadas), en buena medida porque todos los días se juegan la vida –literalmente– por proteger nuestra seguridad.

Guste o no, el Ejército es un factor de estabilidad y cohesión, y más nos vale que siga siendo así.

Urge encontrar una fórmula para que el Ejército Mexicano ya no siga desgastando su imagen. El prestigio del Ejército es un capital importante de este país. No podemos darnos el lujo de ponerlo en riesgo.

En breve volveré sobre el tema.