sábado, 27 de febrero de 2010

Seguimos sin aprender a actuar frente a las emergencias

Hace algunos años, un popularísimo locutor de radio llamado Luis Gerardo Salas -fundador, cerebro y corazón de ese icono radiófónico llamado Rock 101- estaba en una transmisión especial desde alguna estación de radio en España. Y le preguntó a su colega de allá:

- ¿Qué percepción tienes de México?
- Al pensar en México pensamos en alguna tragedia o alguna emergencia; son las noticias que suelen llegar de allá

Y no es raro que esa haya sido su respuesta. Eran los años 80: antes de la hiper-inter-comunicación de Internet, y aún frescos los recuerdos del terremoto del 85, las explosiones de San Juanico, etc.

México, en efecto, ha sido un país muy marcado por las tragedias. Después de esos sucesos, hemos tenido más terremotos, algunos huracanes tremendos, increíbles inundaciones... Uno diría que a estas alturas ya tendríamos que haber desarrollado una cultura nacional de prevención de desastres -y de la mano de ello, y más importante aún, protocolos de respuesta y protección ante los mismos.

Pero está claro que no es así.

Escribo esto unas horas después de que Chile registró un tremendo terremoto, de 8.8 grados Richter, lo cual a su vez creó una alerta de maremoto para todos los países con costa en el Océano Pacífico.

Me parece que la alerta sí se dio entre la población -casualmente estoy en Acapulco, y mucha gente estaba tratando de entender e informarse acerca de los riesgos y qué hacer-. Pero la respuesta por parte tanto del gobierno como de los medios de información fue, esperable y tristemente, más bien mediocre.

Ahora me queda claro que el 'maremoto' empezó a llegar a México antes de las 10 de la mañana; pero en el momento de mayor miedo, alrededor de las 12 del día, en ningún lugar de Internet me encontré con una información tan sencilla como decir: "El peligro ya pasó".

La Secretaría de Gobernación, por ejemplo, a esa hora publicó un comunicado confuso y poco informativo, redactado en pospretérito, que no ayudaba más que a incrementar la incertidumbre.

El boletín de Segob. Confuso y burocrático.

Y los medios tampoco hicieron su tarea. En lo que me tocó de tele, y en las ediciones de Internet, no encontré nada que fuera ilustrativo y útil en cuanto a lo que a la gente en realidad le interesa: ¿Cuáles son los riesgos? ¿Qué debemos hacer?

Claramente, no hemos aprendido la lección. Lo cual es una lástima, pues en los años que vienen seguramente habrá riesgos y amenazas ante los cuales mucho nos valdría estar preparados.

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