Cuando uno piensa en usar la bicicleta para transportarse en la Ciudad de México, lo primero que viene a la mente es el riesgo de hacerlo en una ciudad cuya cultura vial deja mucho que desear. "Estás loco, es peligrosísismo, te van a echar el coche encima", son los comentarios que escucharás en el instante mismo en que hables de moverte en bici en el DF.
Pues bien, pese a las advertencias -y con un espíritu un poco temerario, lo acepto-, a principios del año pasado empecé a adoptar la costumbre de usar la bici no como un deporte o una forma de pasear, sino como medio de transporte para llevar a cabo mis actividades cotidianas.
Al principio fue con cierta timidez, tratando de ir únicamente sobre las banquetas, y a sitios no muy lejanos. Pero obviamente fui tomando confianza, así que ahora me muevo normalmente en el arroyo vehícular, y aun si voy mucho más lejos uso la bicicleta, en forma combinada con el metro o el metrobús.
Así, con casi un año de experiencia en cuanto a ser un ciclista de tiempo completo, creo que hay varios detalles que puedo compartir.
AGRESIVIDAD DE LOS CONDUCTORES
Este es el punto que más inquietud causa, y mi experiencia al respecto ha sido más bien positiva. Tras muchos kilómetros recorridos en diversos puntos de la ciudad, puedo decir que nunca he recibido ni siquiera una falta de respeto por parte de un automovilista -mucho menos hablar de una agresión.
Si un conductor -incluidos taxistas y ¡microbuseros!- te ve circulando en la bicicleta, su reacción será básicamente precavida: en mi caso siempre o me dejan pasar, o esperan a que yo los deje pasar; pero nunca me han echado el coche encima.
SER CONSERVADOR
Sin excepción, cada vez que he sentido algún riesgo, la culpa ha sido mía, y normalmente es por exceso de confianza: entrando a algún crucero en forma descuidada, circulando en sentido contrario, etcétera.
Así, la recomendación es en verdad simple: circula con cuidado, y los riesgos se reducirán al mínimo. Y al decir "con cuidado", me refiero a un aspecto tan elemental como tomar siempre la opción conservadora cada vez que tengas que hacer una decisión de cambio de carril, cruce de avenida, elección de ruta, frenar o no... Ser conservador significa menos riesgos, y es la forma ideal de impedir los accidentes. En contraste, ser temerario podría resultar en una tragedia y eso bajo ninguna circunstancia se puede justificar
LA ROPA
Tengo la costumbre de siempre llevar una rompevientos color fosforescente, un casco verde limón, y una pequeña mochila color naranja. El sentido común me dice que, mientras más visible sea, menor es el riesgo de tener un accidente. Por eso, cuando empieza a oscurecer, encima de la ropa -y de la mochila- me pongo un chaleco de seguridad color amarillo chillón, con franjas reflejantes que me vuelven mucho más visible para los autos.
Pero la seguridad no es el único motivo por el cual llevo ese 'disfraz' de ciclista. Tengo la teoría de que al mostrar estos elementos de precaución, se genera una actitud de empatía entre los automovilistas y la gente en general, que no te ven como "un ciclista loco", sino como una persona que se sube a la bicicleta con una actitud responsable, y eso es algo que inevitablemente favorece que tengan una actitud más respetuosa.
ESTACIONARSE
Junto con la bicicleta, desde el primer momento compré una cadena especial para asegurarla. Y, vayas a donde vayas, siempre habrá un sitio para amarrar la bici. En las estaciones de metro que hay cerca de mi casa ya tengo identificados unos estacionamientos públicos -de autos, claro- donde el vigilante me da permiso de dejar la bici, amarrada a algún poste o similar, y al salir le doy $5 pesos de propina.
En las paradas del metrobús la cosa es más civilizada: el propio sistema ha instalado unos típicos estacionamientos de bicicletas, y eso facilita mucho la maniobra.
Y en sitios donde no hay estacionamientos en forma, es tan fácil como amarrarla a un árbol o un teléfono público frente a algún negocio -cómprales cualquier cosa, y si les dices que vas a dejar ahí tu bici un rato, no habrá ningún problema. Los agentes de tránsito también son amables si les preguntas dónde puedes dejarla, te dirán que en equis lugar y en cierto modo la vigilarán.
¿QUÉ TAN LEJOS LLEGAR?
Depende de ti qué tan lejos quieres pedalear. Pero si tienes una estación de metro o algún paradero de transporte público a tu alcance, siempre podrás llegar ahí en tu bicicleta, y usar el transporte que quieras, lo cual te permitirá evitar el coche aun cuando vayas al otro lado de la ciudad.
Los domingos y días festivos, por cierto, puedes subirte al metro con tu bicicleta. En ciertas horas y estaciones puede ser incómodo porque ocuparás bastante espacio; pero si vas temprano, podrías llevar tu bicicleta a sitios alejados donde por alguna razón te interese pasear en bici.
En fin, estas son sólo algunas ideas y recomendaciones. Ojalá sirvan para incrementar la cultura ciclista en la Ciudad de México (o en cualquier otra población del mundo).
lunes, 4 de enero de 2010
Ser ciclista en la Ciudad de México
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Y una recomendación si tienen el dinero para comprar una bici, hágalo pero no compre d esas bicis de marco pesado que porque estan bonitas y retro las chavas las prefieren y como pesan mucho no pueden entrar al flujo vehicular con facilidad y nomas van entorpeciendo el tránsito
ResponderEliminarGracias por los tips amigo.
ResponderEliminar