miércoles, 18 de marzo de 2009

"Los vecinos", tras un hueso

Hace un par de días, al hablar de cómo "los vecinos" de Polanco y Las Lomas rechazan activamente la construcción de algunas obras viales que la delegación está tratando de hacer, dejé ver mi desconfianza hacia aquellos que se las dan de representantes de los demás.

Al igual que quienes se ponen el aún más pretencioso título de "el pueblo" ("el pueblo no quiere esto", "el pueblo exige aquello", ¿a alguien le suena conocido?), "los vecinos" no son un ente colectivo sino personas específicas que con mucha frecuencia protegen -de buena o mala fe- sus propias intereses e ideas, cosa muy válida, sí, pero que no siempre son los mismos que los de la mayoría.

Todos lo hemos visto: al paso del tiempo, casi sin excepción, estas personas acaban perdiendo el espíritu comunitario que en un principio pudo haberlas animado, y pasan a actuar movidos por intereses propios y de grupos que aprovechan la situación para llevar agua a su molino.

Ejemplos muy conocidos son los sindicatos o los movimientos estudiantiles. En sus inicios normalmente son manifestaciones de demandas sociales auténticas, pero más adelante son capturados por partidos políticos, gente de poder o cualquier ente similar que logre pactar a conveniencia con los líderes de dichos movimientos.

Mi ejemplo favorito es Carlos Imaz, que allá por los años 80 encabezó el movimiento del CEU dentro de la UNAM, y que hace unos años fue 'pescado' in fraganti recibiendo bolsas de dólares en efectivo para quién sabe qué actos corruptos. No tengo idea qué diría el pliego petitorio del CEU en aquellos tiempos, pero estoy seguro de que esos millonarias sobornos no encajan en el ideal con el que en aquellos tiempos Imaz engatuzó a miles de jovenes. Para la carcajada...

Pero para que no se vaya a pensar que la traigo contra Imaz o los grupos estudiantiles, mejor dejo al señor en paz y me regreso a mi tema original: "los vecinos" de Polanco.

Siempre me pareció sospechoso que los bloqueos y rechazos contra las obras viales tuvieran tan activo apoyo del gobierno del DF. Obviamente no era ninguna casualidad: la delegación Miguel Hidalgo -encargada de la obra- está gobernada por una panista (Gabriela Cuevas), y el DF está gobernado por el PRD (Marcelo Ebrard).

¿Que el puente es necesario? ¡Qué más da! Lo importante es fregar al adversario, no importa en absoluto si nos llevamos entre las patas a -ahora sí- los vecinos de la zona. ¿Y cómo lo podemos lograr? Obvio: con el apoyo de "los vecinos"...

En fin. Para no hacer el cuento largo, concluiré reconociendo que los perredistas al menos saben pagar favores:

Trinidad Belaunzarán, presidenta de la asociación "Salvo Lomas" (uno de los grupos que han combatido con todo a los proyectos de la delegación), se postuló para un hueso -perdón, una diputación- en la legislatura del DF. Adivinen con qué partido...

Y su vecino de Polanco no se queda atrás: Juán Álvarez, de la asociación "Amigos de Polanco", hizo lo propio registrándose también para agarrar una diputación, en este caso a cargo del partido Convergencia.

Nada nuevo bajo el sol. Fuchi.

2 comentarios:

  1. No conozco a nadie que vea con buenos ojos que se realizen obras frente a la puerta de su casa, prácticamente todas las obras públicas cuentan con la oposición pasiva o activa de los vecinos cercanos a tales obras; talvez Ebrard aprovechó tal oposición vecinal, para ponerle piedritas a la gestión de la delegada de Miguel Hidalgo , pero la ciudad entera está en obras y mucha gente está descontenta con eso, lo más seguro, y lo verás, es que el panismo use tal descontento para descontarle votación al PRD en la capital.

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  2. Es muy comprensible que no nos gusten las obras, como dices, en la puerta de nuestra casa. Mi crítica en el post anterior ("Arréglenme esto pero no le muevan") va en el sentido de que ya es un desastre Polanco; y la gente quiere que le pongan en orden su colonia dejándola como estaba hace 15 años. Eso no se puede.

    Y en este post mi tema es en el sentido de que, a la larga, quienes encabezaron los movimientos vecinales probablemente de buena fe, al final se olvidan de todo y simplemente se suman a la estructura de partidos e intereses a la que inicialmente quisieron enfrentarse...

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